En busca del ser
Hace algunos años atrás, mientras era la cabeza de un área de selección, tuve una revelación. Pasaba más de doce horas en ese empleo (era el primero en llegar y uno de los últimos en irme), tenía a mi cargo más de diez personas (todas con gran potencial), me acababan de considerar para un premio por mi desempeño y justo me tocaba evaluar el desempeño de mi equipo.
Siempre he sido muy objetivo en evaluar a las personas y siempre voy apuntando momentos durante todo el año para tener elementos de cada una de ellas para este momento. Luego llegó el momento de mi auto evaluación. Sentía que había logrado destacar en una serie de situaciones particularmente difíciles en el trabajo y superado todos los indicadores nítidamente. Llegado el momento y con las justificaciones que avalaban mi calificación (era regla general de esa empresa que llevaras un folder con todas las cosas que habías hecho) fui donde mi gerente y de plano me soltó: “no puedes tener mejor calificación que yo”. Lo que muchos podrían interpretar como algo personal y ofensivo, para mí fue una revelación. Desarrollé en ese instante una visión real de las cosas.
El siguiente año decidí hacer algo completamente diferente. Iba a cumplir con todos los objetivos propuestos (subir un 10% la satisfacción del cliente interno, tener dos reconocimientos, presentar una innovación en el área y tener una calificación de clima en el área de al menos 80%) pero de una manera personal.
Siempre he sentido que cuando lideras, tu equipo es una parte de ti mismo. Ese año, mi meta personal era que todo mi equipo superara sus objetivos, dejé de centrarme en mis objetivos porque sabía que cumpliendo los de ellos, yo me sentiría mejor. Logramos duplicar la satisfacción. Llegamos a tener más de 40 reconocimientos en el área, presentamos 3 innovaciones y era el área de mejor clima laboral de RR.HH. con 100%. Y sí, me sentí mejor. Cuando logras que tu equipo se concentre en el ser y no en el tener, se vuelve un equipo. Yo había aprendido esa lección a muy temprana edad y se me había olvidado. Como dice Erich Fromm: “El modo de ser tiene como requisitos previos la independencia, la libertad y la presencia de la razón crítica. Su característica fundamental es estar activo, y no en el sentido de una actividad exterior, de estar ocupado, sino de una actividad interior”. Ese año hicimos desayunos de integración, conversaciones profundas y trabajos en grupos diferentes para sentirnos más implicados con el otro. Lo que algunas vieron como una intromisión personal al inicio, lo sintieron como una experiencia enriquecedora al final. Y es que el ser te hace sentir siempre que todo tiene sentido, aunque al inicio no lo entiendas.
Cuando estás en modo ser, el tener viene por default. Y así han sido mis últimos seis años de vida. Porque la felicidad no viene al cumplir una meta y destapar el champagne. Viene del aprendizaje que lograste y el camino que disfrutaste por aquello a lo que te comprometiste hacer.
Ese es el concepto que trato de compartir siempre. Porque como sociedad seguimos admirando a aquellos que tienen mucho, incluso hacen rankings mensuales de eso, cuando deberíamos mejor fijarnos en quienes son más felices. Te invito a realizar tu propio autoanálisis y a ser.